viernes, junio 19, 2009

¡Viva el cambio climático!

false MicrosoftInternetExplorer4

¿Quién no ha tenido algunos momentos de zozobra con las confusiones que provocan las alteraciones climáticas? Tú sales de casa, tan tranquila, con tu minifalda, tus sandalias y, en un alarde de previsión, has sacado la rebeca de turno del armario.


Pero, de repente, el sol enorme y abrasador de comienzos de verano, decide hacer huelga. Empieza a soplar una brisa, que pronto se torna viento helador. Y vas viendo venir la tragedia cuando, desde el horizonte y a una velocidad alarmante, se van acercando unas nubes de un tono demasiado oscuro para las sandalias abiertas y fresquitas que llevas.


La primera gota. Esa gota que dicen que siempre le cae a la más tonta. Esa, te cae a ti. Y es precisamente por tonta. Te has creído las previsiones meteorológicas como una tarada y ahora lo vas a pagar. En cuanto empieza a caer la lluvia las sandalias empiezan a hacerte daño, por que se te escurren, y no puedes ni correr a refugiarte sin matarte en el intento.


Cuando llegas a algún sitio en el que, por fin, no te caen chuzos de punta encima, analizas los daños. Tus pies están para tirar (las sandalias solo han sufrido daños leves), pero al verificar el estado de tu ropa te das cuenta de que algo va mal. Esa mini, que esta mañana te pareció tan bonita, fresquita, y taaaaannnn blanca ahora es una masa informe de tela mojada de ese color, blanco. Color que, por supuesto, transparenta al estar mojado. Genial, todo el pueblo te ve en tanga.


Con la chaparrada, del pelo y el maquillaje mejor ni hablamos, pero es digno de mención en moqueo que acabas de detectar. En unos minutos u horas será nariz roja y congestión de esas de las de hablar con la “b”.


Así que te vuelves a casa prometiendo no volver a salir nunca tan fresca, tan veraniega y sobre todo sin paraguas, así vayas paseando por el Sahara. Pero mañana, no te preocupes, que saldrás con botas, pantalón largo de pana, y chaqueta de lana, y te cocerás, por que las temperaturas habrán subido repentinamente 17 grados, tu te habrás vuelto a fiar de las previsiones que decían que lo ayer era solo el principio, y te volverás a sentir idiota. Pero que más da, ¡Viva el cambio climático!